Cuídate con Funcamama: No hay vacuna contra el estrés

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Foto: Funcamama

La primera causa de muerte natural en nuestro país son las afecciones cardiovasculares, donde el estrés destaca como uno de los factores de riesgo más directos. Pero el estrés está muy asociado con el sedentarismo (la falta de actividad física). De allí la importancia de practicar alguna actividad deportiva que, además de los beneficios para nuestro cuerpo, también nos ayuda a relajarnos y liberar estrés.

Para la Sociedad Venezolana de Cardiología, es alarmante ver que un tercio de la población venezolana sufre de hipertensión arterial, así como más de la mitad de los mayores de 60 años. “Pero lo más preocupante es que cada día encontramos más hipertensos en jóvenes y adolescentes que se alimentan mal, tienen sobrepeso, son sedentarios y sufren de estrés”, advierte un informe publicado por la institución.

Agrega que otros factores de riesgo como tabaco, alcohol y obesidad se pueden combatir porque son tangibles. La ciencia médica ha determinado qué es estrés y el daño que hace, pero no ha encontrado la clave para eliminarlo, aunque este tipo de trastornos emocionales cada día sea más tratable. No hay solución única, pero sí múltiples variantes para controlarlo y superarlo. Lo cierto es que no existe ni vacuna ni pastillas ni recetas milagrosas para eliminar el estrés. El cómo afrontamos la vida es una cuestión de actitud. La Psiconeuroinmunología, donde confluyen sicólogos, neurólogos e inmunólogos, demuestra que el estrés altera la bioquímica de la sangre, causando la inflamación relacionada con los males cardiovasculares. Esta disciplina también explica cómo diversos factores de orden psicosocial (entre ellos el estrés), influidos por la mente pueden, para bien o para mal, afectar nuestro sistema inmune, influyendo así en el estado de salud de las personas.

Por supuesto, todos estamos sometidos a una realidad social con varios factores estresantes que pueden derivar en problemas de salud pública, ya que nos agobian, nos desequilibran y nos meten en un estrecho laberinto donde explotan emociones tan dañinas como la rabia, el miedo, la impulsividad y la imprudencia. Para afrontar esta tipo de situaciones los especialistas recomiendan dejar en reposo por un rato “lo que es” y “lo que debería ser” para aprender a identificar, reconocer, aceptar y asumir los hechos.

En este sentido, hay que cultivar un estilo de vida saludable, practicando regularmente alguna actividad física o deportiva. Apartar tiempo y espacio hacer caminatas, natación, yoga o cualquier deporte de tu preferencia. También hacer higiene mental, manteniendo claridad de pensamiento, algo de creatividad, sentido del humor y acciones concretas para torear los contratiempos de la cotidianidad. Tomemos tres ejemplos. Inseguridad: ¿Te gustaba mucho ir a cenar un restaurant por su buena comida y ambiente agradable pero ahora hacerlo de noche es muy peligroso? Entonces busca un lugar tan agradable como aquel en un centro comercial o reúne a tus amistades en casa. Es parte de un necesario plan de resguardo. No cambia las cosas de fondo pero es un buen comienzo. Escasez: Hay que cambiar hábitos de consumo, sustituir unos productos por otros, echar mano de la creatividad, descubrir el sentido de la vida y hacer como aquel que sobrevivió al holocausto nazi pasando hambre pero pensando en un buen desayuno cuando regresara a casa. Aferrarse a una esperanza y visualizar lo que deseas, ayuda a resistir con buen ánimo. Incomunicación: Vivimos una triste paradoja: la tecnología (televisión HD, teléfonos inteligentes, internet, etc.) mientras más avanza más nos distancia del contacto humano. Hay que promover las reuniones familiares, muy importantes para rescatar el valor de la comunicación y estrechar vínculos El núcleo familiar ha sido víctima de la sociedad de consumo y de un proceso de aculturación que ha impuesto los valores materiales por encima de todo. De allí que es importante integrar y armonizar los polos material y espiritual, corporal y psicológico para recuperar la congruencia individual y así tener herramientas para impactar positivamente sobre uno mismo y después sobre la familia y la sociedad.

Si no sabes dónde acudir, Funcamama espera por ti

 

Arnaldo Rojas

prensa@funcamama.org

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