Las zonas escolares: La seguridad vial y nuestra responsabilidad

Si bien hemos compartido a través de nuestra información útil lo que es ‘la seguridad vial’, entendida como el conjunto de acciones y mecanismos que garantizan el buen funcionamiento de la circulación del tránsito; mediante la utilización de conocimientos (leyes, reglamento y disposiciones) y normas de conducta; bien sea como peatón, pasajero o conductor, a fin de usar correctamente la vía pública. En esta entrega dedicaremos algunas líneas a las zonas escolares en la vía.

Recordemos que las señales de tránsito, específicamente las preventivas, indican que puede existir riesgo o peligro; las encontramos de color amarillo, en forma de rombo con su figura o símbolo de color negro.

Algunas de estas señales son zona de peatones, proximidad de semáforos, dos sentidos de tránsito, animales en la vía, curva y contra curva (derecha/izquierda), peligro, obras y zona de escuela.

Si partimos de la base que las ciudades están construidas por y para adultos, las medidas de prevención y seguridad de estos espacios necesitan de una seguridad vial que detecte las deficiencias y ofrezca soluciones que se integren en la realidad de cada espacio, consiguiendo beneficios de movilidad que repercutan en toda la población, priorizando la protección de los más vulnerables.

En este contexto, los adultos somos responsables del control y educación continua, la sociedad en general fomenta y valora las clases de educación vial que los menores reciben en su etapa educativa, y que incluyen valores como el respeto, la convivencia y la conciencia social.

Debemos ser conscientes de que aquello que los adultos decimos y enseñamos como un ‘modelo a seguir’ debe alinearse con lo que hacemos (coherencia de criterios), para llegar a conseguir la cultura preventiva que se persigue.

Para tomar las riendas de la educación vial en casa desde el modelaje, que cala más rápido desde el ejemplo diario hacia nuestros hijos, debemos acercarnos a lo básico:

El portal Segurbaby, define la seguridad vial en los entornos escolares como una responsabilidad compartida, por lo que desglosa elementos que deben estar presentes en la formación en seguridad vial como familia.

En las adyacencias de la zona escolar, es decir, la ‘vía de circulación’ lo ideal es que sea peatonal con una máxima de velocidad de 30km/h para reducir el riesgo de accidente y la gravedad de la lesión en caso de producirse; si es de un solo sentido, ofrecerá mayor protagonismo a los peatones, evitando el tráfico de paso y reduciendo el número de automóviles que soporta la zona.
La señalización sobre los accesos al centro educativo, debe informarse a los conductores de manera vertical y/o con marcados viales de superficie, que se encuentran próximos a zona frecuentada por menores; de forma que extremen las medidas de precaución y reduzcan la visibilidad.
Si el centro educativo limita con semáforos, se debería sincronizar el tiempo variable, porque facilita la movilidad peatonal en momentos de máxima aglomeración (entradas y salidas). En el caso de existir cruces amplios, éstos deben contar con refugios peatonales para albergar a varias personas.
En este sentido, los reductores de velocidad deberían estar instalados mucho antes de los cruces de peatones, así se consigue una desaceleración antes de la llegada al mismo (aquí es importante el ejemplo a la comunidad por parte de las familias), la labor educativa de los padres y representantes al no cruzar entre automóviles o por sitios no establecidos es de suma importancia.
En lo que corresponde a los pasos de peatones, deben ser elevados o con rebajes en las aceras, cumpliendo con la accesibilidad del espacio, siendo ideales si derivan lo más próximo a la puerta de acceso del centro educativo.
En cuanto a las aceras y calzada, el estado de conservación debe ser óptimo, evitando caídas a menores con habilidades motrices en desarrollo. La anchura de las mismas debe establecerse en función de la aglomeración de personas, niños y sillas de bebés, siendo lo suficientemente amplias para albergarlas.
Si vamos a desplazarnos a pie, es importante conocer el recorrido, evaluar los riesgos, y estimar los tiempos, para ir tranquilamente y sin prisas. Si hay que cruzar, debemos hacerlo por los pasos para peatones, respetando los semáforos (¡somos un ejemplo para los pequeños!) y recordando la técnica de mirar antes de cruzar: primero a la izquierda, luego a la derecha y de nuevo a la izquierda, asegurándonos de que no viene ningún vehìculo.
Sobre los estacionamientos en centros destinados educación formal, se debe tener en zonas de estacionamiento con limitación horaria para esta función. Este tipo de estacionamiento para padres o autobuses/transporte escolar, se recomienda los denominados en línea, evitando los de batería (por invasión de calzada ante un despiste o imprudencia). Así mismo los aparcamientos situados en las zonas de acceso principal o cercanos al centro deben disponer de elementos de seguridad como espejos de visualización panorámica para evitar atropellos involuntarios al salir de dichos espacios.
En todo caso las vallas de protección y canalización de personas deberían rodear todo el perímetro del centro educativo, alertando la ubicación de los espacios abiertos con elementos de seguridad para proteger a los menores de salidas sin control.

En general los colegios deben ser zonas seguras. Es el espacio en el que se concentran padres, niños y vehículos en determinados momentos es determinante para todos, por lo que debe contar con una señalización clara que delimite las áreas y evite riesgos.

Recordemos que todos somos responsables de la educación vial de los pequeños. El inicio del nuevo año escolar es un buen momento para explicarles la forma más segura de ir al colegio, la forma de prevenir riesgos, y buscar la coordinación con el resto de implicados en la formación de los niños.

Con información y foto de: Transporte 1da