Saqueos y desmanes: La manera distorsionada de reclamar derechos a través de delitos

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Un saqueo, también llamado pillaje, es la toma o el apoderamiento ilegítimo e indiscriminado de bienes ajenos por la fuerza, como parte de una victoria política o militar, en el transcurso de una catástrofe o tumulto, como en una guerra, o bien pacíficamente, aprovechando el descuido o la falta de vigilancia de dichos bienes ajenos.

Originalmente la palabra designaba al asalto de aldeas, pueblos y ciudades. El término servía para designar ese asalto que desarrollaban las fuerzas militares en momentos de guerra o enfrentamientos  externos, pero  también podía describir el robo que un habitante llevaba a cabo en su propio suelo.

En la actualidad  estas acciones, los saqueos, representan una forma violenta de protesta como resultado de la desesperación, la impunidad y el hambre entre otros; incluso se justifican para exigir derechos, sin embargo, hay que partir de que esto es un delito.

Por lo general el saqueo consiste en ingresar a un recinto y tomar todo lo que se pueda en el menor tiempo posible, lo acompaña la violencia, ya sea como forma de provocación o bien como resultado de la adrenalina  que se desprende de las situaciones antes mencionadas.

En momentos de crisis social y económica, resulta muy contradictorio que las personas afectadas por los problemas de su país no tengan ningún reparo en destrozar tiendas ajenas y despojar a sus dueños de sus productos. Muchas veces, los agresores —en su mayoría, improvisados— intentan justificar sus actos asegurando que los comerciantes afectados son partícipes del monopolio; sin embargo, esto no es cierto en la mayoría de los casos, ya que el saqueo se caracteriza por la falta de control, por la violencia desproporcionada y la impulsividad: nadie se salva, sin importar las convicciones o el estatus social del propietario.

En diferentes países las protestas que terminan en desmanes y saqueos han estado justificadas supuestamente en defensa de los trabajadores, contra el elevado costo de vida, inconformidad o desatención sindical, reclamo de derechos, etc. Pero lo que han lograron tras esas acciones vandálicas es empeorar lo que inicialmente era su petitorio, encarecer la vida por medio del costo de los destrozos y el hecho de quedarse sin trabajo por causa del vandalismo ocasionado.

Vale destacar que lamentablemente en los saqueos el mayor costo han sido las vidas perdidas directa o indirectamente, bien por las protestas que preceden el acto en sí, que en su mayoría están acompañadas de incendios o por el propio arrebato y la revuelta que causan entre ellos mismos asfixia, heridas y quemaduras como mínimo.

Para muchos los saqueos representan una señal de protesta (hambre, crear caos, llamar atención, stc), y por consiguiente es un termómetro político dentro de la sociedad, pero paradójicamente mientras los agresores a la propiedad privada o pública arriesgan e incluso pierden sus vidas, los políticos son lo que se benefician de las medidas que promueven a raíz de los incidentes y no corren peligro alguno; de hecho se desenfocan de los objetivos por los que inicialmente comenzó la revuelta. Y lo que sí es cierto es que los trabajadores y beneficiados de esos locales o lugares terminan sin el servicio del comercio saqueado, empobrecidos e incluso desempleados, más allá del destrozo que dejan a la comunidad a la que pertenecen.

Ejemplos recientes lo confirman

Un grupo de encapuchados saqueó una tienda de Louis Vuitton en Portland en medio de las protestas por la muerte de George Floyd. La turba ingresó al local que la exclusiva marca posee en el centro comercial de Pionner Place. Episodios similares se registraron en varias ciudades del país. El saqueo fue generalizado, según imágenes que mostraron a personas que salían de tiendas cargando productos. Un video también mostró a manifestantes saqueando un Starbucks en la ciudad de Los Ángeles.

Este sábado, mil efectivos adicionales de la Guardia Nacional fueron movilizados ante el estallido de violentas protestas por la muerte del afroamericano a manos de la policía durante una detención en Minneapolis. Los cargos de asesinato en tercer grado presentados contra el oficial el viernes no lograron calmar la ira de manifestantes contra el racismo policial, desde Nueva York a Los Angeles, en una de las peores noches de disturbios civiles en Estados Unidos en años.

Vale recordar que el estado se ha convertido en el epicentro de la violencia desde que George Floyd murió en la ciudad de Minneapolis luego de que un oficial lo detuviera e inmovilizara por varios minutos arrodillándose sobre su cuello.

Ese policía, Derek Chauvin, fue acusado el viernes por asesinato en tercer grado, involuntario, y un cargo de homicidio culposo.

Ahora bien, ¿Qué tiene que ver tienda de Louis Vuitton, Apple y Starbucks (o cualquier otra de las afectadas) con la actuación del policía Derek Chauvin y los derechos que inicialmente se reclamaban

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