Se prendió el ventilador de Bolton: Acusa a Trump de pedir a Xi que le ayudara a ganar las elecciones

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Reproduciría las palabras exactas de Trump pero el proceso de previa revisión me lo impide”, escribe John Bolton en un explosivo libro sobre sus 18 meses como consejero de Seguridad Nacional de EE.UU. tras narrar cómo el presidente pidió ayuda a su homólogo chino Xi Jinping para ganar las elecciones.

A pesar de los esfuerzos de la Casa Blanca, que ha interpuesto una demanda civil para intentar evitar su publicación, varios medios estadounidenses han tenido acceso al documento. El avance editorial del libro –The room where it happened: a White House memoir (La habitación donde sucedió, unas memorias de la Casa Blanca)– cayó como una bomba en Washington. Bolton presenta a Trump como un líder narcisista adicto a las adulaciones fáciles, un ignorante sin las nociones más básicas de geografía o política internacional y un líder que “define su interés personal como el interés nacional y es capaz de inventar pretextos” para ocultarlo.

Desde la atalaya privilegiada del consejo de Seguridad Nacional, Bolton, un tomador de notas compulsivo, asegura haber observado varios episodios en los que el presidente expresó su deseo de frenar investigaciones criminales para “ofrecer favores personales a dictadores que le caen bien”, por ejemplo con intervenciones a favor de empresas de China o Turquía. “Ese patrón de obstrucción de la justicia parecía un modo de vida que no podíamos aceptar”, escribe Bolton, de acuerdo con los extractos publicados por los grandes diarios del país.

Hubo más intentos de obstrucción a la justicia que la Cámara de Representantes del Congreso pudo haber investigado en el marco del impeachment, sostiene Bolton, que inicialmente no accedió a declarar ante los legisladores. Los republicanos no querían que lo hiciera y los demócratas renunciaron a ir a los tribunales para conseguir que testificara y cerraron sus pesquisas sobre las presiones de Trump a Ucrania sin escucharle.

Bolton confirma que el presidente ligó explícitamente la ayuda militar a Kíev a la apertura de investigaciones sobre Joe Biden y Hillary Clinton. Pero había más. Los demócratas, afirma, deberían haber indagado en las intervenciones de Trump a favor del banco turco Halkbank para favorecer a Recep Tayyip Erdogan o a su homólogo chino con la empresa ZTE. Bolton se quejó de estos episodios ante el fiscal general, William Barr. Si el Congreso no se hubiera centrado sólo en la “confusión de los intereses personales de Trump” con Kíev, habrían podido impugnarle por “otros altos crímenes y fechorías”.

Una de las acusaciones más potentes del libro se refieren a las negociaciones comerciales con Pekín. De acuerdo con Bolton, el presidente estadounidense ligó abiertamente esas conversaciones con su propio futuro político al pedir a Xi que comprara grandes cantidades de productos agrícolas americanos –soja y trigo en particular– para ayudarle a ganar en ciertos estados en las elecciones de noviembre. Estaba “suplicándole” que le ayudara a ganar, afirma Bolton, privado del gusto de reproducir las palabras textuales de presidente. Según el extracto publicado por The Wall Street Journal, Trump trató de ablandar a Xi diciéndole que era “el mayor líder de la historia de China”.

Aunque ha habido otros libros con revelaciones sobre las interioridades de la Casa Blanca, ninguno ha salido hasta ahora de la pluma de un funcionario del rango de Bolton, que ha cobrado dos millones de dólares como adelanto por el contrato. Aunque pertenezcan a otro tiempo, no hay dudas tampoco sobre las credenciales republicanas de este neocon, artífice de las guerras de Irak y Afganistán junto con George W. Bush. Su visión militarista de la política exterior, sin embargo, acabó por enfrentarlo con Trump. Las ideas y propuestas de este halcón respecto a Irán, Corea del Norte y Afganistán entraban en colisión con su promesa de acabar con las guerras eternas del país y el presidente se deshizo de él en septiembre

Bolton asegura que en una reunión con Theresa May Trump se mostró sorprendido porque el Reino Unido tuviera armas nucleares. En otro momento, llegó a preguntar si Finlandia formaba parte de Rusia. Con él, los briefings o reuniones informativas sobre temas de seguridad nacional no servían de mucho, asegura: Trump no escuchaba, era más bien él el que hablaba. Bolton, por su parte, tomaba notas y apuntaba cosas como “lo contrario de la verdad” junto a las frases que había dicho el presidente. Incluso sus más estrechos colaboradores se burlan de él a sus espaldas (el secretario de Estado, Mike Pompeo, lo llamó “fanfarrón” en los márgenes de su cumbre con Kim Jong Un), asegura Bolton, que compara el caótico ambiente de la Casa Blanca a una residencia de estudiantes.

 

Con información de www.lavanguardia.com

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