Trump no cree en cuentos de camino por: Robert Alvarado

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El árbol de la libertad debe ser vigorizado de vez en cuando con la sangre de patriotas y tiranos: es su fertilizante natural. Thomas Jefferson

Trump dijo que venía a drenar el pantano, y vaya que lo está haciendo, a limpiar la cloaca, diríamos por estos lados. Más allá de los lugares comunes que leído por estos días, la mayor parte de ellos en tono alarmista, para disimular quien cae en ellos que antes ya había caído en la cloaca en que se ha convertido nuestra política nacional, así tenemos desde los que piden aplicar los mismos métodos supuestamente empleados por el catire en la falsa del venidero 6D y aquellos que envalentonados piden decapitar a Guaidó, Leopoldo, Goicochea y el resto de esa camarilla por felicitar a Biden, yo creo que no es la forma ni la manera, y por ello me remito al pasaje bíblico el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.

Y me pongo teologal porque aquí en menor o mayor medida todos somos responsables del estado de cosas que estamos viviendo, dentro y fuera del país, por cobardía o temeridad, por ingenuidad o creernos superiores a los demás. Así que venir a equiparar el panorama del coloso del norte a nuestra realidad, es como querer hacer arepas con maíz de Kentucky y que le sepan igual a las que hacen a leña en Libertad de Barinas o en Cojeditos camino a San Carlos de Cojedes. No señor, hay mucha diferencia, empezando por el talante con que los llamados líderes de la oposición han asumido los fraudes continuados del régimen, ya por ahí surge un abismo entre los que ocurre en estos momentos en EEUU y lo acontecido en Venezuela.

Para empezar muchos siguen cifrando las esperanzas en que Trump resuelva su embrollo, para no decir la otra palabra que suena como feo, pero es más ilustrativa, y que después arreglé esto, mientras la contraparte hace votos para que Joe deje las cosas como están, ni lo uno ni lo otro, como decía Cantinflas, es la mejor proyección del cambio que supuestamente todos anhelamos. ¿Por qué? Por estar esperando, por ejemplo, que Trump mande a destituir a Padrino López como destituyó a su Ministro de Defensa, entre tantos otros que desde ya deberían poner sus barbas en remojo porque el mapa está cambiando a favor del catire sin que los omnipotentes mass media lo puedan evitar.

Ver avanzar el azul en el mapa gringo, es decir, ver prosperar a Trump sobre Joe y sus fraudulentos muchachos, ver cómo le han quitado Arizona y otros estados, ver como salen a relucir vinculaciones con la Pelosi y a través de ella con su marido, y a través de este con Smarkmatic, la lección es clara mi compadre, aquí lo que falta es embraguetarse, jugarse el todo por el por el todo, acaso no es eso lo que está haciendo el catire, de no ser así hubiese dejado que aviones de las fuerza aérea siguieran sobrevolando la casa de Joe, rindiéndole honores, y que efectivos del ejército siguieran custodiando esa residencia, de haberlo seguido permitiendo, era para que se diera la mano con Capriles, pero eso es demostrar falta de esféricas.

El catire lo dijo, claro y sin lugar a dudas, “Hice un gran favor. Cogí el pantano. Los atrapé a todos. Veamos qué pasa”. Si quieren ustedes se quedan haciendo chistes con el presente simple en primera persona singular del verbo coger, pero la cuestión no es para chistes, porque esas afirmaciones traídas a nuestro patio no tienen otro significado, “No creo en cuentos”, esa es la lectura que cala mejor en un ambiente preelectoral y de consulta popular en el que los cuentos sobran, superando incluso los cuentos de camino de mi llano lindo y querido.

“No creo en cuentos”, buena consigna, y si no la quiere como consigna tómela como motivo de reflexión, que bastante falta hace ante la multiplicidad de especímenes que han hecho de la política venezolana una cloaca más inmunda que el río Guaire, que todos y cada uno de nosotros deberíamos disponernos a drenar, empezando por coger, parafraseando a Trump, al alacrán erigido en líder de Primero Venezuela, Luis Parra, cosa que creo innecesaria, porque la vida ya le está pasando factura aguas abajo, como dicen, la muerte y las enfermedades le están moviendo el piso, recordándole que le vendió el alma al diablo y así le paga el diablo a quien le sirve, sino pregúntenle como quedó el testaferro a nombre de quien ha puesto muchas de las propiedades adquiridas por él. Un pequeño recuento para “la perra”, primero el sobrino, luego la abuela, después la Negra Palao y ahora el papá con un acv, sin duda le vendieron el alma al diablo.

Las aplicaciones prácticas de las lecciones que nos está dando Trump no se limitan al ámbito político, tienen un espectro mayor, y allí es que muchos ven amenazadas sus zonas de confort, se trata de un revolcón a todos los factores de poder que inciden en la vida de los ciudadanos, menudo reto, el cual por lo visto tendrá buenos resultados, tomando en consideración que en las primeras de cambio al Joe Biden se le quitaron las ínfulas de inquilino de la Casa Blanca, tanto así que quienes le hacían el coro desde los medios de comunicación y redes sociales han bajado la guardia a regañadientes, como la perra de la Tía Cleta, que por ladrar le rompieron la jeta.

Si usted está pensando que Trump finalmente drenará el pantano, porque de triunfar ya lo hizo, o es de los que reza o espera por el triunfo de Joe, está bien, se le respeta, lo que no puede hacer es distraerse en esa confrontación para olvidarse de su responsabilidad de drenar la cloaca desbordada en Venezuela.

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