La ostentación como arma intimidatoria por Gonzalo Martín

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El pasado martes dos de febrero, el periodista Luis Gonzalo Pérez en vídeo reporta como una camioneta último modelo es custodiada por supuestos efectivos de inteligencia del gobierno mientras transita por la autopista, lo curioso de esto es que los guardaespaldas, siempre armados, en este caso apuntaban a las cabezas de los desprevenidos conductores de otros vehículos para que se apartaran (por cierto, muy poco les importó si había niños o ancianos dentro); o sea: “si no te apartas te meto un balazo, te vuelo los sesos y puedo hacerlo porque soy funcionario” “el que va allí, en la camioneta roja es más importante que tú, así que quítate”.

Hace un par de semanas, un vídeo promocional de un muy conocido local que hace “mejoras” a vehículos muy costosos (los “tunean” ¡pués!) rodó por las redes causando indignación colectiva.

En 2020, en plena pandemia y restricciones, así como para que hiciera más ruido, inauguraron el nuevo casino en el Hotel Humboldt en Caracas, para el disfrute de solo aquellos muy pocos que podrían pagar semejante lujo como entretenimiento y arriesgar un dinero que a otros les falta, por supuesto con la respectiva selectividad de usuarios a través de los altísimos costos, obvio que esto lo que originó fue estupor e indignación. Hay que mencionar la demostración de potentísimas luces hacia el cielo y hacia la ciudad cada vez que alguien organizó un sarao en el fastuoso hotel.

Ni hablar, del enfado general por el tan anunciado concesionario de vehículos Ferrari en Caracas que resultó un “fake” pero igual irritó a través de todas las redes sociales en el país, pero que a nadie sorprendió que existiese.

Imposible no mencionar la proliferación de bodegones con productos no esenciales y costosos, todos importados a pesar de los “bloqueos criminales” y el furor que estos causaron a través de las redes sociales y del boca a boca y de la aceptación que estos tenían en medio de una gran escasez en su momento.

Las camionetas último modelo blindadas andan por las ciudades de Venezuela con desparpajo y, como dije al comienzo, muchas con guardaespaldas.

La opulencia y el descaro como arma para doblegar el espíritu.

Los chavistas, con sus privilegios, han suplantado a las anteriores clases adineradas en Venezuela, son la nueva élite, los nuevos “amos del valle” y de toda Venezuela, que sin pudor exhiben los beneficios de nuevos ricos y nuevos poderosos, y esto además, es con intencionalidad.

Atrás quedó la novedad en la humillación a la dependencia de las “cajas CLAP”, también ya nos hemos acostumbrado a las interminables filas para conseguir gasolina de bajo costo, ni hablar de todos los demás servicios públicos que cuando llegan, la mayoría ya lo agradece, o cuando menos planificamos la vida alrededor de los cortes de cada uno de ellos.

Ver a los “viejitos” en sus madrugadoras colas frente a los bancos para conseguir algo de efectivo y ayudarse a vivir, tampoco sorprende.

Aceptamos cada “dádiva” del régimen casi con gratitud.

Ya pasó el furor de las misiones y la “generosidad” del comandante, que a través de ella regalaba lo que es del Estado venezolano.

Las misiones fueron las primeras herramientas de control y dominación social.

“Si me apoyas, te apoyo” ¡nada más!

Pasamos por la, aún vigente, utilización del “carnet de la patria” (¡Si! patria con minúsculas) y el regalo de miserables bonos para mantener tu atención y dependencia.

O sea, ya estamos en otro nivel de control social.

En su primera etapa: “te doy porque soy tu único salvador, no es que me corresponda, es que te lo doy porque soy generoso”

Segunda etapa: “te doy si me eres fiel, si me traicionas… te lo quito”

Tercera etapa: “ahora te toca pedir y aquí estoy para darte, pero debes agradecerme y arrodillarte”

Cuarta etapa, la actual: “¡Hey idiota, es contigo! soy el que tengo el poder y tú no” “soy imbatible no sólo porque tengo la fuerza sino además soy el que tengo el dinero, ese que te puede dar de comer” “soy poderoso porque hago y tengo lo que quiero, y ya nada puedes hacer para cambiar eso”

Es el absoluto irrespeto al ser humano, es despreciar por completo al otro únicamente con el fin de doblegar y mantenerte “bajo mi ala” a través del dominio del hambre.

Es la utilización de la psicología para influir en los estados de ánimo y obtener control social.

Así de simple.

Todo es un perfecto plan para controlar, plan este que viene desarrollándose desde los tiempos de Hugo, el cual aún se lleva a cabo, plan que se adapta de acuerdo a las circunstancias. No es de gratis que Nicolás a cada rato diga: “yo lo hice” “yo lo planifiqué” “yo exijo” “yo” “yo” “yo”… El “yoismo” de Maduro es para que sepas (o creas) que él es quien manda.

Estoy convencido que tanta riqueza exhibida no es casual, dicen que ni la tos ni el dinero se pueden ocultar, y es cierto… entonces, lo exhiben con desfachatez para afectar tu autoestima y tu capacidad de lucha, y si por alguna razón aparece algún líder local o regional, de esos que son vecinos que hablan claro y con ello logran abrir ojos, inmediatamente es detenido o desaparecido.

Tiempos del chavismo revolucionario, igualitario, socialista y participativo.

¡Allí les dejo eso!

Gonzalo Martín

TW / IG: @gmartin1961

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