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Se busca oposición con bolas: Por Gonzalo Martín

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LLevo días hablando con un amigo sobre Venezuela.

Este amigo tiene todo el perfil de ser un “MariaCorinoPanamPostAristiguetaGramkoEtc” y que conste que se lo digo.

Dice que apoyó a Guaidó cuando se hizo presidente, pero que ahora está decepcionado de él (Guaidó) y que deben todos renunciar.

Le pregunto: “Si renuncian… ¿Quién queda?” La respuesta siempre constante es: “no sé, alguien habrá”, entonces le repregunto: “Y mientras tanto, ¿qué? ¿No hay representantes en la oposición?” “¿A quién reconocerán en el exterior?” ¿Por qué nadie ha salido como opción?”

Entonces su respuesta es: “no sé, estos no sirven, son corruptos (ojo, sin demostrarlo repite lo que él cree, con absoluto convencimiento como si tuviese las pruebas en sus manos) “además – dice- Guaidó es un títere de Leopoldo López, es su jefe”

Le digo que en mi opinión Leopoldo López no es más que una figura decorativa en la oposición venezolana, que él (LL) si acaso tiene influencia sobre Guaidó (asunto que no dudo, por cierto) pero que él  -Guaidó- no es quien decide, que en todo caso es el G4 en pleno quienes toman las decisiones de que lo se hace, para mal o para bien.

Que los partidos políticos han demostrado estar muy unidos, hasta ahora, en la toma de decisiones, que somos los que estamos fuera de la cosa política los que estamos divididos y es allí donde somos pasto seco para el régimen y que estos (la dictadura) sabe sacarle muy buen provecho, que nos pone a dudar y a pelear entre nosotros.

Pues… ¡Nada que me comprende!

Para mi amigo la oposición venezolana lo defraudó y listo, perdió algún mérito que haya podido tener.

Le pregunté entonces: “¿tú qué haces para solucionar eso?”

Me responde, te lo digo a tí.

Debo reconocer que mi amigo, a quien quiero mucho desde hace muchísimos años, estando en Miami ha comprado espacios televisivos en internet para exponer su punto de vista, o sea, la verdad es que él, algo sí ha hecho.

Pero a partir de allí me he dado cuenta que los más severos críticos a todo lo que se hace en Venezuela, errado o no, están fuera del país. Los más radicales que si están el país solo se quejan en las redes sociales; pero eso de dar un paso al frente… ¡ni de vaina!

Los demás, por lo general están más al norte de Castilletes, más abajo también los hay, pero no son tantos.

Ahora, el país no está estancado… ¡No!

El país se mueve y lo hace entre rápido y lento.

Por un lado, el régimen avanza a la velocidad que quiere; comete todo tipo de atrocidades sin siquiera voltear a los lados. No le importa, ellos saben a dónde quieren llegar y toman el camino y las formas que más les convenga sin importar, incluso, las consecuencias que a ellos mismos les puede traer, imagino que lo llamarán “daños colaterales”.

Por supuesto, no todo les sale bien y Saab es un ejemplo de ello, al menos hasta ahora, pero al chavismo se le puede aplicar perfectamente el ejemplo del elefante en una cristalería queriendo escapar, harán lo que sea por encontrar la salida, no importan las consecuencias. O sea, para los rojos el fin siempre justifica los medios.

No importa cuánto rompan si con ello se salvan o consiguen lo que quieren.

No sólo han destruido al país hasta tenerlo a sus pies, casi que en su totalidad sumiso y cansado; tampoco les bastó con infiltrar a la oposición (pendejos ellos -la oposición- que se dejaron) sino que también creó la suya. Y… ¿Saben qué? Lo van logrando.

A mi amigo le repetí: “si Guaidó y todos renuncian, ¿Quien queda?”

“Chamo -le dije- hasta ahora no hay nadie que salga como opción alterna a lo que hoy tenemos”

¡Nada! Sigue sin entender que si no hay oposición, allí tendremos que bajarnos (más) los pantalones ante la dictadura.

Sigue sin dar su brazo a torcer.

Le dije, “dame nombres”

Responde: “no sé”

Entonces le sugerí: “Pon un clasificado solicitando una oposición con bolas en Venezuela, para que haga las cosas como tú quieres”

Soy de los que pienso que si queremos que esto avance debemos aportar, creo también que el liderazgo debe renovarse, que Guaidó debe rendir cuentas de toda su gestión; sus logros, sus fracasos y una exposición completa y detallada de cómo se han administrado las ayudas recibidas.

¡Si! Creo en esto.

Pero para ello hay que presionar sin destruir, ya que, nos guste o no, es lo que hay.

Al no obtener respuesta de su parte de algún político que pueda ser el que pueda conducir a la oposición, yo le digo:

“A mi me gusta mucho la diputada Delsa Solorzano” y le expongo mis razones, él siguió callado.

¡Allí les dejo eso!

Gonzalo Martín

Twitter: @gmartin1961

IG: @gmartin1961

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