¿Dónde falla la democracia? Por Gonzalo Martín

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La respuesta es muy simple: que es demasiado democrática.
¿Donde tienen éxito las dictaduras a través del socialismo?
En qué no participan con las reglas del juego democrático, caminan justo encima de la raya amarilla.
O sea, un sí pero no.
Prometen lo que de antemano saben que no van a (poder) cumplir.
Los demócratas tienen escrúpulos, los totalitarios no.
Los demócratas de progreso prometen trabajo para llegar al éxito.
El populismo promete éxito sin trabajo. “Derecha” e “izquierda” son los nombres aplicados para definir las tendencias, progreso a través del esfuerzo (derecha) y el éxito de igualar ricos con pobres a través del progreso de los primeros; o sea… igualar para abajo (izquierda).
¿Entonces?
¿Es culpa de la “izquierda” que la “derecha” fracase?
¡Pues no!
El fracaso de la derecha (democracia) es culpa de la misma derecha. No ha entendido que debe cambiar su forma de jugar.
El totalitarismo de la izquierda es necesario para opacar sus fracasos y callar voces de protesta, por eso la violencia.
Los gobiernos totalitarios (izquierda) utilizan la estafa del populismo para captar incautos.
La democracia (derecha) utiliza el discurso del progreso a través del esfuerzo y la inversión.
El socialismo totalitario vende la idea de un Estado fuerte para ayudar a vivir.
El progreso democrático vende la idea de una empresa fuerte que brinda oportunidades de éxito.
O sea, la izquierda le habla al flojo (y al resentido) y la derecha al trabajador.
¡Ojo! No es que la derecha esté exenta de responsabilidad social… ¡NO, JAMÁS!
Tampoco llegar a los extremos de anular al Estado (libertarios).
Todos los extremos son terribles, tanto de un lado como del otro. Cuando uno de los extremos toma el poder, es allí que se jodió todo.
Es el caso del extremismo de la izquierda, esta pretende ocupar todos los espacios de poder posible en la búsqueda de aliados en la mayor cantidad de países para contar con un gran apoyo internacional y así protegerse en todos los ámbitos, tanto económicos como principalmente políticos y diplomáticos.
El gran fracaso político del verdadero progreso (derecha) es que no engaña, sigue la norma y las leyes y así honestamente… las tiene perdidas.
Al final como dije líneas más arriba, es un asunto de escrúpulos.
Quien no los tenga, lleva ventaja.
Así ha sido y es; por desgracia.
Nadie puede jugar contra un adversario tramposo que además, tiene al árbitro de su parte.
La única manera de jugar en esas condiciones son:
O se juega con las mismas mañas, o se le intenta por todos los medios torcer el brazo a la trampa.
Lo malo de esto es que si se vence al contrario irrespetando las normas democráticas, las tentaciones que quedan para el absolutismo son muchas y caeríamos en lo mismo pero en la acera de enfrente.
Lo que sí, y por supuesto aplica en Venezuela, la ingenuidad en el forcejeo democrático no ayuda para nada a salir del totalitarismo de izquierda.
Es la oposición en Venezuela que debe reformular su lucha, no necesariamente saltando la norma, pero si endureciendo mucho más sus posiciones políticas y sobre todo anticipar al adversario.
Es un hecho, que hemos sido muy ingenuos.
¡Allí les dejo eso!
Gonzalo Martín
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