El último informe de la Organización Mundial de la Salud,OMS, señala que cada año mueren siete millones de personas afectadas por la contaminación del aire, que produce enfermedades tales como: cardiopatías isquémicas, accidentes cerebrovasculares, neuropatía obstructiva crónica, cáncer e infecciones respiratorias agudas. La OMS concluye que la contaminación del aire en espacios interiores (viviendas y demás) ocasiona más muertes que la contaminación en las calles. Claro que hay personas expuestas a la contaminación externa y a la interna, sobre todo en las minúsculas viviendas que se construyen en los últimos años.
Advierte la OMS que en el año 2012 se produjeron “4,3 millones de muertes en hogares en los que para cocinar se utilizan estufas con carbón, leña o biomasa (excremento de ganado y otros)”. La OMS calcula que “2.900 millones de personas” usan estos combustibles en el mundo. La preocupación por el uso de la leña como combustible y su incidencia en la contaminación y deforestación preocupa a las autoridades desde hace muchos años. Recuerdo que en los años ochenta participamos con compañeros del Grupo Ecológico de la UIS en un programa de difusión de las llamadas “Estufas de Lorena” (hechas de lodo y arena), que buscaba precisamente reducir el consumo de leña para cocinar y evitar la exposición al peligroso humo.
La vanguardia publicó que muchas personas consideran que la comida más sabrosa es la cocinada con leña y seguramente tienen razón; pero también hay que reiterar que esta es una actividad asociada a la deforestación y a las enfermedades citadas. Por lo mismo, resulta conveniente motivar el uso de tecnologías mejoradas para este tipo de combustibles, campañas ya iniciadas en varios departamentos. Por ejemplo, en Antioquia, la Gobernación informó que adelanta un programa, desde hace algunos años, que “ha instalado 23.000 estufas ecológicas, que han permitido un ahorro del 55% de la leña y una reducción de enfermedades respiratorias y oculares por la disminución del humo en las casas”. En Santander también se iniciaron programas sobre “Estufas Eficientes”. Los cuestionamientos a la quema de madera se registran también en países europeos; la ciudad de París prohibió, a partir de enero de 2015, el uso de leña en chimeneas y estufas.
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