El gran dilema por Gonzalo Martín

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En principio tengo por norma hacer, o no hacer todo lo que el régimen pareciera quisiera que no haga o haga; dentro de lo legal por supuesto (aclaratoria que hago a los fines consiguientes por si acaso, ya que en estos días está como temeroso, muy nervioso y susceptible).

O sea, ¡llevarle la contraria es mi lema de vida, pues!.

Por otro lado, y para ir ensamblando la idea de hoy, para mi el ejercicio de la política debe ser flexible sin perder el norte de la misma, yo lo llamo “Estrategia Política” que es la manera de ir adaptando las acciones a las circunstancias para poder llegar al fin que buscamos cada uno, en este caso, salir de la dictadura.

Según la RAE una de sus definiciones de política es: “Actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo”.

Para RAE en una de sus acepciones estrategia es: “Conjunto de las reglas que buscan una decisión óptima en cada momento”.

Extraigo solo dos cosas de ambas definiciones: “actividad del ciudadano” “en cada momento”

O sea, la estrategia política para mí es la actividad del ciudadano de acuerdo a cada momento, en cada circunstancia, y esto incluye por supuesto a los políticos que pretenden representar a la ciudadanía.

Ahora, al tema…

“El Gran Dilema”: ¿Votar o no votar?

No soy abstencionista, pero he apoyado la abstención. En algunos casos me he equivocado brutalmente, en otros he hecho lo correcto en no participar.

Voy con un par de ejemplos:

  1. No votar en las elecciones parlamentarias del año 2005 fue una inmensa equivocación; en ese momento les regalamos al régimen de Chávez la AN.

A la vista del mundo quedamos como pacatos ya que no logramos convencer al planeta que no debían reconocer a Hugo y su política de exterminio a la democracia venezolana. O sea, ¡hemos debido participar! No ganamos nada, más bien perdimos.

  1. No votar en las elecciones de 2018 y 2020 fue un extraordinario acierto.

Explico, 2005 aún Chávez era reconocido como un sujeto apegado al ras a la norma democrática y con su fortaleza comunicacional logró hacer creer que la oposición era golpista, reaccionaria y subversiva. Nadie apoyó esa abstención… ¡NADIE!. Y así nos vimos reducidos, ni siquiera hubo necesidad de alegar fraude. Simplemente no participamos y ya.

O sea, nos mandamos a joder nosotros solos. A los ojos del mundo democrático, Chávez tuvo razón.

Sin embargo, para la fraudulenta “elección presidencial” en el año 2018, así como la reciente “elección” de la AN del año pasado para este momento el mundo democrático ya no reconoce al gobierno de Maduro como un régimen de libertades y lo rechazan, sancionan y sentencian.

Las protestas del año 2017 los pusieron en evidencia internacional y el mundo comenzó a reconocer a la oposición venezolana como una fuerza contundente que lucha por la democracia en el país.

Pregunta:

¿Qué hubiese pasado si la oposición hubiera participado en esas dos elecciones y perdía gracias a las mañas de siempre?

Respuesta: La comunidad internacional tendría que reconocer a Maduro como legítimo ganador y volvíamos al 2005; ya que no le quedaría otra.

O sea, no habría soporte legal ni representación democrática legítima a quien reconocer para respaldar a la oposición víctima de la dictadura, o sea Guaidó dejaría de ser presidente interino y los diputados dejarían de ser diputados, ¡punto! Hubiésemos caminado voluntarios hacia el cadalso; y hoy estaríamos absolutamente acéfalos de un liderazgo que gestionara ante la comunidad internacional la presión y el “ruido” que podemos utilizar como eco de desesperación a las restricciones y persecuciones que aplica la dictadura; que es el único músculo político que podemos exhibir hoy.

Ahora… el escenario ha cambiado.

El mundo se ha movido, principalmente por los lados de nuestro mayor apoyo internacional, los EEUU. Estos están en concordancia con la política hacia Venezuela del diálogo y la participación que ha venido promoviendo Europa, los otros pendientes de la cosa política venezolana.

Entonces, pregunto de nuevo:

¿Volvemos al 2005 y nos quedamos solos otra vez? ¿Dejamos a los asesinados del 2017 que hicieron reaccionar al mundo olvidados en sus sacrificios? O… ¿seguimos en la línea de lucha que nos brindan quienes tienen en sus manos el apoyo de las sanciones? ¿Les damos la espalda a nuestros socios?

Sí, hoy toca participar en elecciones sin abandonar la lucha por las condiciones electorales, que es lo que nos exigen hoy desde la comunidad internacional para conseguir esas condiciones… ¡pues habrá que participar!.

Todos hablan de lo tramposo que es el régimen y basados en eso algunos opinan que harán fraude y pondrán a ganar a sus candidatos y claro que lo intentarán; es por eso la búsqueda de condiciones y una de ellas es la vigilancia internacional.

Estos mismos que insisten en no participar aun habiendo un mínimo de condiciones “porque el régimen es tramposo” no piensan que una de las trampas pudiera ser que acepte todas las mínimas condiciones electorales a última hora cuando la oposición no está preparada para participar y ¡ZASSSS! El mundo dirá: “es que la oposición venezolana son unos pendejos por no tomar esas previsiones”. Y es que es así.

Que unos armen la estructura eleccionaria y otros luchemos por las condiciones.

Como en todo en la vida, para decir que no siempre habrá tiempo.

Y ya dejemos de atacarnos a nosotros mismos y entendamos que debemos adaptarnos a las circunstancias implementando una “estrategia política”.

Por ahora pareciera que al régimen no le interesa que una oposición preparada y organizada, apoyada por la comunidad democrática internacional participe en elección alguna. Así que como dije en un comienzo de estas líneas, siendo así…

Les llevaré la contraria.

¡Allí les dejo eso!

 

Gonzalo Martín.

IG / TW: @gmartin1961

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