Sanciones…. ¿Hasta cuándo? por Gonzalo Martín

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Mucha gente se ha hecho la misma pregunta, y con toda razón.

En primer lugar las sanciones han servido como excusa al régimen para manipular el comportamiento social en Venezuela, con sólo justificarse en ellas han puesto al venezolano (venezolana y venezolane, para estar a la moda -por si acaso-) a pasar una larga lista de necesidades.

Para el régimen todo lo que no funciona en el país es culpa del criminal bloqueo norteamericano y de las sanciones impuestas por el resto del mundo libre y democrático.

Desde la iguana, Uribe y hasta el mismo Obama la culpa de todo el pillaje al país ha sido la culpa de otros.

Muchos olvidan, solo pongo un par de ejemplos, el día que Hugo Chavez increpó (supongo que lo hizo con una escondida intención) le reclamó a Diosdado Cabello el sobreprecio en una autopista en Lara; los fondos destinados a la limpieza del río Guaire y así, el listado ocupa más de veinte años de corrupción, malversación y robo; todo justificado por el “yo no fui” y es culpa del imperio y de los demás.

Las sanciones le dieron la excusa perfecta, ya que como muy buenos alumnos de Cuba, aplicaron la misma fórmula para Venezuela.

Ciertamente, apartando las sanciones individuales a funcionarios rojos, el haber aplicado el alicate económico al país ha afectado la vida del venezolano normal y corriente. Sancionaron a PDVSA y ya con eso fue un duro golpe a la rutina del ciudadano, que si bien es cierto el chavismo con su mala gerencia (para el bien, ya que para robar son unos gerentes excepcionales) venía destruyendo la industria, pero al cerrar la posibilidad de inversión (por poca que esta fuese) más el interés del chavismo en convertir al país en un lugar tétrico y desolado llevándolo a la mendicidad para tenerlo bajo control, se les alinearon los planetas para la dominación.

Es así, que realmente las sanciones les han servido más al régimen dictatorial de Maduro para dominar que lo que se ha pretendido hacer realmente con ellas, que es obligar al chavismo a entregar el poder o al menos a volver a la democracia (¡JA!).

Pero la ambición es algo muy fuerte y los corruptos rojos quieren que les devuelvan todo lo que se han robado, y más allá, tienen la pretensión de seguirlo haciendo.

Y es por eso que cada vez que pueden se disfrazan de corderos (a medias) y se sientan a negociar o dialogar.

Aprietan y aprietan para tener algo que ofrecer en cada ejercicio de negociación a cambio de sus cuentas en el exterior, que cese la persecución judicial sobre sus cabezas y acceso de nuevo a movilizar el dinero del país, por supuesto a su antojo.

Recuerden que desde los tiempos de Hugo Chávez las licitaciones públicas se acabaron y se hizo costumbre el oscurantismo financiero, para disimular lo disfrazaron con aquello del decreto de emergencia económica.

¡No piden nada! Obviamente tienen al país de rehén.

Entonces, aparte de hacer padecer al ciudadano (ciudadana y ciudadane, sigo inclusivo pues) ¿para qué más han servido las sanciones?

Pues para obligarlos una y otra vez a sentarse aunque no se llegue a nada, ya que estemos claros, estás sabandijas quieren todo a cambio de muy poco.

¿O es que acaso, realmente ustedes han visto a algún encumbrado rojo pasando necesidades?, pues no, ¡que va!.

Ellos tienen un extraordinario nivel de vida en Venezuela, y los dineros que pueden movilizar los medio invierten en el país para sacarle algún provecho antes que les detecten esas cuentas en el exterior y también se las bloqueen.

En fin…

Es así, entonces, que las sanciones han apretado a la ciudadanía y esta, paciente y dócilmente ha esperado a que sirvan de algo para ver si retornamos a una vida incipientemente decente.

Es así que hoy de nuevo se habla de una negociación donde la única fortaleza de la oposición es la herramienta de las sanciones económicas e imagino, algo que nunca se ha comentado, el precio a las cabezas de los poderosos del régimen, ya que supongo eso de manera soterrada también estará sobre la mesa.

¡Pero cuidado!

Si algo no sucede pronto, la gente comenzará a perder la paciencia en cuanto al sacrificio que se debe soportar por el impacto en nuestras vidas a través de la manipulación chavista de las “sanciones”.

Y esto va dirigido al ciudadano común y a los políticos de oposición, ya del chavismo sé perfectamente que esperar.

El juego político en la oposición debe cambiar a una mayor picardía, a mayor malicia para adelantarse a las fintas que suele dar la dictadura en el tablero del país.

La negociación, o el intento de ella es perfectamente valedera, pero hace falta más, mucho más.

Hay que cambiar estrategias y adaptarse a cada momento.

Hacer todo lo contrario a lo que el chavismo espera de nosotros. No podemos seguir siendo previsibles.

¡Allí les dejo eso!

 

Gonzalo Martín

IG / TW: @gmartin1961

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