Simulacro en Naiguatá por Gonzalo Martín

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“Simulacro” según su tercera definición en el RAE es:

3. m. Ficción, imitación, falsificación. Simulacro de reconciliación. Simulacro de vida doméstica. Simulacro de juicio.

Nunca mejor aplicada esta palabra en lo sucedido ayer en Vargas (para algunos estado La Guaira), específicamente en Naiguatá.

08:40am Av José Maria Vargas (¡Si! Vargas), es la avenida que bordea un bastante abandonado bulevar, donde el orden y la limpieza del lugar público corre por cuenta exclusivamente de los “consesionarios” (entiendan las comillas, por favor) encargados del alquiler de toldos playeros y de los quioscos que ofrecen comidas y bebidas, aún en temporada de cierre radical, gente que necesita trabajar más allá de un fin de semana si y otro no, y que deben resolver con algunos aportes camuflados, pero igual de evidentes.

Volviendo al tema:

08:40am. Av. José Maria Vargas, cruzo por la calle Pomagás hacia la Avenida Principal de Naiguatá, en plena esquina me detengo ya que un grupo no mayor de cincuenta personas trancan la calle unos metros más arriba; debo reconocer que había olvidado por completo que hoy se llevaría a cabo el fulano “show” o simulacro electoral; automáticamente pienso: “me fregué, cerraron la vía por una protesta por falta de algo” es que es la costumbre, ayer me tocó una en el pueblo del Hatillo en Caracas por falta de agua, y así a cada rato en todos lados.

Le pregunto a un naiguateño sentado en la calle:

  • Compadre ¿que pasa allí? ¿Está cerrado el paso?

  • ¡No vale! Pase tranquilo, son unos chavistas, que se aparten, y si puede acelere para que dejen de joder (lo dijo riendo a carcajadas, en clara evidencia que era una broma).

Al pasar, por supuesto hubo de tocar corneta y esperar a que con calma, las personas se fuesen apartando a la velocidad que ellos querían no sin antes en algunos casos recibir fulminantes miradas de reclamo.

La calle era de ellos y para ellos, obviamente.

Guardias nacionales colaboraron conmigo.

Los milicianos intentaban poner un poco de orden entre los atravesados, algun tipo de fuerte discusión había entre ellos.

Metros más arriba, estaciono ya que había llegado a mi destino.

Al cruzar la Av.Ppal de Naiguatá un vehículo del tamaño de las tristemente famosas ballenas represivas cruzó a toda velocidad y contra vía (comiéndose la flecha, pues) enfilando calle abajo en dirección al grupo de gente que aún trancaba la vía, pero no era una “ballena” aunque lo pareciera, era una unidad de policial para controlar el orden público, algo así decía su rótulo a los lados de la misma.

“Esto no me lo pierdo” me dije. Y me devolví, esta maldita curiosidad…

Resultó que el grupete rojo estaba agolpado frente a la Escuela Integral Bolivariana de Naiguatá, lugar asignado por el CNE-PSUV para que realizarán allí el mencionado simulacro.

Yo solo sumé, grupo de gente discutiendo en la calle + una unidad de orden público = “allí se va a prender un ___” (completen ustedes, aunque ya sé que lo pensaron).

Me acerco y pregunto a unos vecinos que comentaban lo que estaba sucediendo desde una de las esquinas:

  • Buenos dias ¿que sucede allí?

  • Hoy es el simulacro electoral.

  • Pero va a haber problemas, acaba de llegar ese camión

  • No mijo -me dijo una señora-, ese camión está es trayendo gente para que voten en el simulacro.

¿No ve que casi no hay nadie?, aquí en este pueblo ya no hay muchos más chavistas que esos.

  • ¿De dónde los traen?

  • De Anare, de Camurí (Grande), de todos estos lados para que hagan bulto.

  • Naiguatá, que era la cuna de ellos, se les volteó -dijo un joven de unos 29 años-

  • Si, aquí ya nadie los quiere -dijo otro de mediana edad-

  • Y, si hacen unas elecciones sin trampa, ¿quién gana? -pregunté-

  • De calle Olivares, pero para eso tiene que salir un gentío, aquí nadie los quiere ya para nada -respondió otra señora, a la vez que sonreía-.

En ese momento un policía municipal se aparta del grupo y camina hacia nosotros, en ese instante pensé: “me jodí, me va a obligar a borrar las fotos” (había tomado unas tres o cuatro a escondidas).

Pues no, el sujeto pasó al lado nuestro saludando amablemente.

El señor de mediana edad lo saluda también afectuosamente y me dice: “Aquí todos estamos cansados, hartos, hasta los funcionarios no queremos seguir trabajando para el chavismo” (textual) y se señala a sí mismo y al policía que acababa de pasar.

Observo como se bajan unas cuantas personas del camión y me despido del grupo, agradeciéndoles el rato y la confianza.

Después de hacer unas compras y al devolverme al carro decido pasar de nuevo frente al centro del simulacro y ya no estaban discutiendo, en cola para “votar” no había casi nadie y todos estaban en su mayoría haciendo una fila frente a una improvisada mesa anotando a uno por uno de los asistentes.

Entiendan ustedes lo que quieran en esto.

Fin de la historia.

Es así, y luego de esta cortito episodio, me di cuenta que nunca había sido mejor aplicada la palabra “simulacro” en actividad alguna conocida.

Supongo, que esto se habría podido repetir en muy buena parte del país.

Allí les dejo eso!

 

Gonzalo Martín.

IG / TW: @gmartin1961

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