Buscar el cambio en prosperidad Por: Rafael Blanco

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Afirmar que todo un país a estado equivocado los últimos 22 años luce atrevido, pero debemos admitir que de una forma u otra hemos participado de una política o estrategia nacional de tierra arrasada.

Vivíamos una prosperidad que no valorabamos, pero como olvidar que habían desigualdades, contradicciones y  desbalances en los mecanismos del poder y de distribución  de la riqueza nacional que exharcerbaban a muchos y los venezolanos en su conjunto, es decir, sin discriminar posicionamientos académicos, sociales, financieros o políticos se volcaron en su mayoría a la selección de un grupete de individuos para conducir los destinos de la república.

El Comandante eterno como le llamaban sus fieles, impulso una política de tierra arrasada para sobre los escombros de la Venezuela que vivíamos construir su Plan de la Patria, diseñado a la medida de sus desvaríos y de los intereses externos que le financiaron y al parecer le intoxicaron ideologicamente, puesto que antes de su aparición en la escena nacional, era tan sólo un oficial de carrera.  El Comandante en su impericia aborto la descentralización politica y todo cuanto reflejará continuidad administrativa.  Es decir, acabarlo todo, para recomenzar desde cero con nuevos valores, con nuevas metas y 22 años después aún estamos en eso, en medio de la más terrible tragedia sufrida por país alguno sin estar en guerra.

El liderazgo opositor, llamado a poner cortapisas a este desaguisado, cayó en el mismo error de la politica de tierra arrasada, impulsando “salidas” violentas acabando con la paz y la tranquilidad social y productiva, para revivir lo que en algún momento se denomino el “caracazo”, y desde allí desplazar al gobierno por métodos no convencionales, resultando todo ello en otro inmenso fracaso.

La guinda de la torta ha sido y es el llamado “Gobierno Interino”, instrumento opositor mediante el cual nuestro país ha sido sometido a embargos e infortunios, sin beneficio alguno, mismo con el que ahora pretenden saltándose la torera  implementar un ilusorio régimen parlamentario, cuyo único fin es administrar bienes nacionales sometidos a su jurisdicción por gobiernos externos y donde el Presidente Interino no es más que un simple vocero de decisiones colegiadas,  resultando en un fiasco todas sus propuestas anteriores.

Y a todo lo anterior debemos sumarle un importante sector opositor que por razones de sobrevivencia política se han convertido por fuerza de las realidades en aliados circunstanciales de Maduro, inmolandose como alternativa democrática.

Por tales razones pienso que los venezolanos estamos claros en la necesidad de cambiar tanto a este gobierno como a esta oposición fallidos, sólo que en vez de continuar de fracaso en fracaso con las politicas de tierra arrasada, deberiamos implementar más bien una politica distinta que bien pudiéramos denominar “buscar el cambio en prosperidad”, que intente o procure un entendimiento entre todos los que aquí vivimos sin distingo alguno en aras de la solución inmediata de los asuntos urgentes   que nos conduzcan a la paz social y la auto sustentabilidad, liberando sinergias capaces de inducir al gobierno a la apertura de nuevos escenarios de crecimiento político, social y económico.

No merecemos continuar en esta situación actual por diferencias políticas, necesitamos producir cambios en prosperidad, para aliviar tanto sufrimiento nacional y requerimos para ello la construcción de una Alternativa Democrática propia, fiable, sin intervención extranjera a favor de ningún bando, para poder recolocar a Venezuela en el concierto de naciones productivas y estables.

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