Ausencia de Fe por: Hernado Pacheco

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La Semana Santa es una fecha particularmente importante en nuestra vida cristiana. Y
acostumbramos conmemorarla con respeto. Será especialmente bueno si lo hacemos con la
participación de todos en plena creatividad y expresión en la vida de nuestro Pueblo. Pero existe un
riesgo importante que debe tenerse en cuenta y es que realicemos estas ceremonias al margen o
sin tener en cuenta el contexto en el que vivió Jesús, como lo estamos haciendo ahora. Y en el
camino histórico de Jesús, lo que celebramos se contextualiza con la dimensión política de la vida.

A lo largo de su política, el gobierno venezolano ha desarrollado un discurso esencialmente definido
contra la Iglesia, apoyándose en una lógica divisiva de la familia, diseñando practicas populista para
desvirtuar la creencia y la fe señaladas por la cultura religiosa, de allí el gobernador del estado
Carabobo, con su retórica aparezca fuertemente protagonizada por su ego, espacio semántico a
partir del cual parecieran encontrar referencias todos los demás espacios del imaginario nacional.
Puede constatarse, cuando se analizan estas organizaciones populistas, que el Estado encarnado y
fetichista al mismo tiempo en la figura del jefe carismático, somete a las masas a un sujeto único
absoluto y central, de esta forma, implementa manejos equívocos de las acciones de gobierno para
mantener el control desorientado de los ciudadanos y crear matices enceguecedores de una gestión
aceptable.

Las fiestas populares desempeñan un papel muy importante en la preservación de las tradiciones,
ya que representan las principales costumbres, hábitos y comportamientos de los distintos
territorios que se celebran. Además, de conservar elementos socioculturales de generación en
generación; el gobernador del estado Carabobo implantó una fiesta de carácter internacional con
un aparato propagandístico gigantesco para anunciar el inicio de la misma en la ciudad de Puerto
Cabello, ¿Pero, se puede celebrar apartadamente de lo que está pasando en Venezuela?

Construir una burbuja pareciera ser la nueva estrategia del Estado, hacer creer que el índice de
mejoramiento va a pasos agigantados es una de sus peculiaridades, tratado de disimular lo que
sucede con tantos niños en la calle, tantos desempleados, hospitales sin insumos, escuelas
abandonadas, familias sin comer, y cientos de migrantes que son los crucificados hoy.

Los gobernantes se desviaron de las necesidades apremiantes de nuestros ciudadanos. En una
democracia, el poder y la autoridad pública deben ajustarse a lo dispuesto en la ley, apegándose a
principios y valores como la legitimidad, la justicia y el bien común. Debemos levantar la mirada y
pensar en el porvenir de las personas. La crisis política y pública tiene su raíz en la despreocupación,
especialmente, en los últimos años, por la forma de gobernar, así como, en el desconocimiento de
la influencia decisiva del líder de gobierno, en el funcionamiento del sistema político.

La legitimidad de la democracia es un requisito necesario, pero no suficiente, para asegurar que se
toman las mejores decisiones o de la manera más eficiente y eficaz, pero también ante la aparición
de nuevos retos como la globalización, la complejidad, el cambio tecnológico o la innovación. Todo
esto demuestra que un buen gobernante hasta este punto no se improvisa, sino que necesita
habilidades y competencias específicas para ejercer un liderazgo moderno y efectivo.
Hernando Pacheco.

Coordinador General Unión y Progreso Carabobo.
hpcarabobo@gmail.com
Twitter: @NandoPacheco_

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