Ingenuos y mentecatos por Gonzalo Martín

Noticias Opinión

Si Lula se lanza como candidato es que ve chance.
Petro tiene las mejores opciones hasta ahora en Colombia.
Los K en Argentina, han repetido hasta el agotamiento.
El disfraz de Castillo en Perú ganó sin dejar dudas.
Sánchez en España ganó con el apoyo del parásito de Iglesias.
Ortega en su primer momento en Nicaragua también ganó.
Ahora Chile se suma también.
Ni hablar de Venezuela.
Y así otros tantos.
Algo en común tienen todos estos personajes y no es precisamente sus bases ideológicas.
Ya que cada uno en su estilo puede o no ser socialista, aun auto nombrandose progresista (termino secuestrado por la izquierda mundial, por cierto).
Ser progresista no debe llevarnos a pensar en socialismo, pero la izquierda mundial se apoderó del término.
Y he allí, parte del éxito del “socialismo” mundial; sobre todo en latinoamerica.
Progreso e igualdad son las palabras más utilizadas en el marketing político socialista.
O sea, las bases de su propaganda.
Sin embargo, no todos son realmente socialistas, tal y como está conceptualizado el término; o al menos no en lo económico.
Venezuela hoy, por ejemplo, el régimen de Maduro, que heredó de Hugo Chavez, cambiaba el tratamiento del mercado a su antojo y por supuesto a conveniencia.
Mientras en el país, Chávez impuso todo tipo de controles, entre ellos lo de los precios por otro lado pretendió secuestrar la producción de petróleo internacional a través de la OPEP para que hubiese más demanda y por ende el precio subiese.
Un absoluto pasticho ideológico.
Correa en Ecuador, dejo el libre cambio de la moneda para poder tener acceso a dólares, ya que estaba consciente que eso beneficiaria al Estado (y por supuesto a él en lo personal).
Ortega en Nicaragua, otro tanto.
Argentina si aplicó el alicate cambiario pero es Venezuela quien se lleva el premio gordo al respecto.
Y así nos vamos, cada uno en lo suyo y realmente lo que los une es la ambición del poder eterno sobre sus países, y eso solamente lo encuentran en las fórmulas individuales de cada uno de ellos (los paises).
Son camaleónicos, adaptarse a las circunstancias para no perder el poder, no importa la ideología política, lo indispensable es ir cambiando las reglas del juego para sobrevivir en sus sillas presidenciales.
Allí tienen a Maduro hoy, ya no utiliza tanto el término socialista, es más, ha hecho todo lo contrario a una distribución equitativa de la riqueza; explota al trabajador, humilla al pensionado, ha promovido la inflación de manera cruel y despiadada, estrangulado la economía y ha creado (eso viene desde Chávez) su propia élite social. Y cuando hay una nueva y repentina clase social poderosa ya saben ustedes de donde vienen esos recursos.
Y eso, de bolas, trae muchísima riqueza para algunos pocos y excesiva miseria para la mayoría, así tal cuál hoy es Venezuela.
En fin…
Pero, ¿de donde viene el éxito de la “izquierda” y el fracaso de la derecha?
Primero, en el populismo, de allí el robo de los términos justicia social y progresismo.
La derecha, y hablo de “derechas” para que podamos hubicarlos en la posición política de hoy. Unos de un lado y los demás del otro; ya que nos guste o no así estamos; que además, por cierto, esto incluye a “Los Libertarios” que pretenden zafarse de cualquier norma legal, política y económica; algo así como dejar a la buena de Dios la conducción de la humanidad, o sea que cada uno se maneje por sí mismo, y también a conveniencia pretenden ponerse en la mitad de ambas tendencias; pero ellos son otra cosa hoy en día por minoría; a ver en el futuro como les va.
Volviendo al tema, ¿por qué el socialismo resulta victorioso para después aniquilar, por lo general, el desarrollo de sus paises?
¿Por qué la derecha fracasa en muchos de sus intentos contra el “socialismo?
En principio, pienso, es porque la derecha, la decente, no la radical, suele jugar bajo la norma, se apega a su plan y lo lleva a rajatabla cambiando muy poco su contenido, por ende se adapta poco a las situaciones politicas generalmente promovidas por la izquierda.
Los socialistas gambetean constantemente, burlándose del contrario que pareciera que como norma deben mantener siempre un comportamiento lineal, lo que los hace (a la derecha) extraordinariamente previsibles y por ende frágiles políticamente.
Y cuando la “derecha” se planta con un poco de fuerza, inmediatamente la izquierda estando en el poder, aprieta las tuercas de la represion, por supuesto victimizandose.
En resumen, la izquierda es viva, inquieta y cambiante, maleable a cada situación y camaleónica, pero siempre todo en nombre de la igualdad, el progreso y “por  para la gente”. El socialismo, a como está planteado hoy, no juega con la estricta norma democrática, y cuando las circunstancias se lo permiten, cambian las leyes a su conveniencia. Este socialismo al que me refiero en este artículo no cree en la alternatibilidad del poder. Es así que, no son demócratas.
La “derecha” por otro lado, es más mojigata, no sabe llegar a la gente, es lineal en su conducción política y económica, cree firmemente en las herramientas democráticas. No sabe adaptarse a cada momento histórico permitiendo así, que la picardía política de los vivarachos se abran camino ante la ingenuidad de la gran masa popular.
O… ¿es que acaso, alguien puede relacionar capitalismo con pueblo?
Pues es difícil ver hoy a un líder de derecha captando la atención popular.
Y todo eso es porque la “derecha” o el capitalismo se ha dejado robar las banderas políticas de progreso, bienestar y equidad social.
También hay un componente, las sociedades hispanas, por lo general (no todas, mosca) se dejan llevar por la comodidad del facilismo; del “denme” mientas el capitalismo dice: “gánatelo”.
Para finalizar por hoy, la izquierda ha sabido venderse potencialmente mejor que la derecha, y es por eso que muchos, tal vez demasiados, estemos tan jodidos.
¡Allí les dejo eso!

Gonzalo Martín
IG / TW: @gmartin1961

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