“Diferentes grupos, mismos ladrones” Por Gonzalo Martín

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Hoy no hablaré de política.
Hubo un caso que me llamó la atención y quiero comentarlo.
Este fin de semana hice un video casero y antes de “colgarlo” en Instagram, le quise poner música. Como las fotos y videos que edité (todas mías) eran de una zona de selva tropical decidí que fuese la canción “Selva” que popularizó la cantante venezolana Elisa Rego en los años 80’s para que acompañara las imágenes.
Pues bien, el video con su audio fue puesto con éxito en IG. Tuvo sus comentarios normalitos.
Pero, a las nueve horas aproximadamente recibo un correo electrónico de Instagram que dice textualmente:
“Hemos eliminado el vídeo que has publicado el junio 18, 2022 a las 11:40am porque incluía el siguiente contenido:
Selva de Elisa Rego
Si tienes permiso para compartir todo el contenido del vídeo, incluso el audio (banda sonora o música), puedes apelar la eliminación y solicitar que se vuelva a publicar. Recuerda que solo se deben publicar los vídeos de los que se tenga permiso para compartir.”
Primero no entendí, si la música es lo que requiere permiso, ¿porqué eliminan todo el video?, ya que si tienen la tecnología para “detectar” alguna posible irregularidad y en honor a los derechos de autor que dicen proteger, deben respetar mis imágenes (porque obvio, son mias) y lo máximo que deberían hacer es silenciar el video.
Pero bueno, el asunto es que me llamó muchísimo la atención donde dice: “Selva de Elisa Rego”.
En primer lugar, la canción no es de la cantante, ella lo interpreta, ¡si! pero en todo caso la canción es de quien la compuso, es así que inmediatamente me comuniqué con el compositor de la canción tanto por la letra como en la música, el autor se llama José Ignacio Martín quien por demás también es mi primo.
Resulta que “Chuo” como le llamaban en el medio artístico de la época (Jose Ignacio Martín, ex ES-3 y ex Témpano) no cobra por sus derechos de autor desde el año 1984 por sus creaciones. Canciones que compuso para Témpano, para la cantante Karina (tan de moda de nuevo en Venezuela) y por supuesto para Elisa Rego.
Resulta que los derechos de sus canciones fueron adquiridos por la transaccional CBS que posteriormente fue adquirida por Sony Music en 1988 y esta a su vez ha venido sufriendo constantes transformaciones y cambios en sus denominaciones comerciales, siempre asociadas a Sony, pero algo exageradamente difícil de seguir la pista en sus diferentes cambios de compañías así como asociaciones con otras tantas corporaciones y otras tantas adquisiciones también.
Todo un entramado legal hasta que “el 17 de julio de 2019, Sony Corp. anunció que Sony Music y Sony/ATV Music Publishing se fusionarían para convertirse en Sony Music Group. El 4 de agosto de 2020, junto a Radionorba y Mediaset, publica el primer recopilatorio de Battiti Live.” (Wikipedia).
O sea, seguir la pista a una corporación tan camaleónica como esta es casi imposible.
Hasta pareciera que son movimientos intencionales para ir dejando en el camino a muchos artistas; y una vez conseguido eso, dejan de pagar las regalías por concepto de derechos de autor, y el dinero producto de ventas y transmisiones quedan libre de polvo y paja para las cuentas bancarias de estas corporaciones transformers.
En Venezuela la cosa es así:
Un artista (musical) contacta o es buscado por una disquera, ambos firman un contrato donde uno entrega los derechos de su obra a cambio de un pago por cada vez que su música es reproducida, vendida e incluso versionada. Se supone incluso, que las emisoras de radio y televisoras si emiten contenido musical deben pagar a la compañía que posee los derechos de cada artista, sea interprete o compositor.
La disquera le paga a SACVEN (Sociedad de Autores y Compositores de Venezuela) y esta es la encargada de pagar a cada artista que esté registrado con ellos, que por cierto es obligatorio.
Si un artista considera que no le han pagado lo justo este no debe recurrir a la disquera, debe hacerlo directamente con SACVEN.
Pues el compositor de “Selva” “Blanco y Negro” (Elisa Rego), “Desde Mis Sueños” “Plumas y Sangre” (Karina) y otros tantos títulos, José Ignacio Martín no cobra ni un solo dolar por sus producciones desde el año de 1987.
Pero peor aún, la Novela venezolana de RCTV “Abigail” utilizó los temas “Selva” y “Blanco y Negro” ambos interpretados por Elisa Rego como cierre de cada uno de sus capítulos cuando esta telenovela fue transmitida en España con un impresionante éxito, así como también todos sus temas musicales.
La Sociedad General de Autores y Compositores en España (SGAE) que en este caso sería la encargada de cobrar las regalías por las transmisiones musicales y pagar a SACVEN o directamente al autor, tampoco lo hizo.
Cuando le pregunte a José I. Martín si había intentado hablar con ellos dijo:
“En 1984 SACVEN dejó de atenderme el teléfono, lo mismo sucedió cuando la novela se transmitió en España, la gente de SGAE tampoco me daba respuestas.”
“Son diferentes agrupaciones, pero los mismos ladrones”
Hoy en día, en emisoras de radio venezolanas continúan transmitiendo canciones en las cuales otorgan los respectivos créditos al interprete y al compositor (por ley) pero ninguno de los artistas ven un centavo por eso.
Los discos del grupo Témpano, de Elisa Rego y Karina se siguen vendiendo de manera digital y hasta el día de hoy tampoco nadie paga a los artistas.
En una reciente entrevista que le realizaron al actor Henry Soto, protagonista de la exitosísima novela de RCTV Kassandra (1992) dijo que aún, luego de treinta años se sigue transmitiendo en diferentes países e idiomas y por contrato los artistas (todos) deberían recibir la correcta remuneración acordada en los convenios y las diferentes empresas productoras y distribuidoras de la novela no hacen honor a los compromisos contraídos.
O sea, diferentes empresas, mismos ladrones.
Por eso ya no resulta alarmante que el canal de TV que dirige el señor Wiston Vallenilla en Venezuela (Tves) transmita series y películas extranjeras sin siquiera pestañear de vergüenza al saber del robo que comete a quien es propietario intelectual de cada una de esas obras. Lo inmoral aquí es que el mismo Vallenilla alguna vez fue actor, pero… sucede que ahora es ejecutivo de televisión.
Pues bien, al final resulta que yo no puedo poner 59 segundos de una canción de mi primo en un video familiar
porque alguien dice que es suya, aún no habiendo pagado por eso.
En todos lados hay diferentes grupos, pero en todos lados tambien son los mismos ladrones.
Allí les dejo eso!

 

Gonzalo Martín
IG / TW: @gmartin1961 

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