El lado oscuro de la luna migrante: Los “dejados atrás”

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En muchas culturas, especialmente las africanas, la vida se cuenta en “lluvias” para referirse a los años y en “lunas” para los meses. De tal manera, que podemos decir, usando la misma referencia, que en muchas familias cuando en la noche oscura de sus vidas aparece la “Luna Migrante” significa que algún (o varios) miembro de la familia ha decidido emigrar y eso impactará para siempre en la vida de todo el entorno familiar y hasta personal.

Pero esta “Luna Migrante” donde vemos su luz reflejada en lo que padecen los migrantes día a día, también tiene un lado oscuro no menos triste y dramático del que todos vemos, pero es algo del que poco se habla y sólo se sufre en el silencio de la soledad: Los “Dejados Atrás”.

Los “Dejados Atrás” son todas aquellas víctimas de la migración, y que quedan en el país de origen: familias rotas, matrimonios separados, niños separados de sus padres, niños sin ambos padres, ancianos sin hijos y/o nietos.  Sucediendo, en muchos casos, no sólo la decisión de “Migrar del País” sino también la de “Migrar de sus vidas” dejando en completa soledad e indiferencia a los que se quedan y hasta cortando todo tipo de comunicación.

Todos “Los Dejados Atrás” se ven afectados por el abandono total o parcial de sus familiares que, entre otras cosas, les dificulta o impide continuar su independencia y dejándolos aún más vulnerables ante la crisis económica y social que sacude al país de origen.  Toda esta situación para los que se quedan les trae además consecuencias negativas en su vida que pueden desencadenar en depresión, tristeza y otras enfermedades, si no son atendidas a tiempo.

Es por ello que también debemos dirigir nuestra miradas y esfuerzo a todos aquellos “Dejados Atrás” para apoyarlos no solo materialmente sino también con una palabra de aliento, de esperanza, de fe reiterándoles que: No son una “carga”, que No están solos y que No fueron abandonados.

Emigrar es una amenaza de muerte para el cuerpo y/o Alma” escribía con insistencia el Obispo y Beato Juan Bautista Scalabrini quien por su lucha y esfuerzos por custodiar a los migrantes desde Italia a todos los confines del Mundo hizo que se ganara el título de “Padre de los Migrantes”.

Pero, si en esta “amenaza de muerte” las personas deciden despersonalizarse o emigrar de sus vidas puede hacer que, con los años, el peso y dolores de la emigración aumenten a tal punto, que tendrán que ser los hijos de estos padres migrantes quienes tengan que verse obligados a recoger los pedazos de una vida deshecha.

 

 

Por Fernando Tirro

 

 

 

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