¿China está sufriendo una crisis económica? + Video

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Durante décadas, la economía de China experimentó un rápido proceso de crecimiento que la llevó a convertirse en la segunda potencia económica mundial, por delante de los países de la Eurozona, y solo por detrás de Estados Unidos. Por supuesto, su liderazgo en el continente asiático era indiscutible. Un escenario que dibujase a China en los segundos puestos del podio (a la cola), en términos de crecimiento, era poco menos que inimaginable. Sin embargo, hace ya unos cuantos meses que en Pekín han saltado todas las alertas, y no es para menos. Lo que antes parecía imposible ahora es real: la economía de China se está ralentizando.

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Las previsiones realizadas por el Banco Mundial en el mes de abril vaticinaban un crecimiento de la economía del país asiático de entre el cuatro y el cinco por ciento en 2022. Y el gobierno de Xi Jingpin era incluso más ambicioso, fijándolo en un 5,5%. Pero el efecto de los bloqueos provocados por la restrictiva política de Covid cero y el derrumbe del mercado inmobiliario han dado paso a una realidad muy diferente. Ahora, las estimaciones del propio Banco Mundial auguran que el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) chino se quedará este año en un 2,8%.

 

Si se confirma esta ralentización, será la primera vez, desde 1990, en que la economía china crezca menos que el resto de la región de Asia-Pacífico, a la que el Banco Mundial estima un crecimiento del 5,3% en promedio, una cifra que supera al 2,6% del año pasado. Ahora bien, por grave que pudiera parecer, lo cierto es que este sería el menor de los problemas para quienes dirigen los engranajes económicos de China. El asunto más inquietante tiene que ver con las locomotoras que están detrás de esta fuerte desaceleración. Y más concretamente, el reventón inmobiliario en el que está inmerso el país y el miedo a que los bancos pudieran llegar a contagiarse de esta inquietante situación.

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Así llegó la crisis inmobiliaria

Un suceso tan preocupante como posible si se tiene en cuenta que el sector inmobiliario ha sido una de los principales motores de la economía china durante años. De hecho, si se tienen en cuenta tanto las actividades directas como indirectas, determina cerca del 30% del total de la economía del país. Tanta fuerza tiene el sector inmobiliario que es enorme incluso para los cánones occidentales. Lo reflejan los datos: tan solo en 2021 se vendieron viviendas por valor de 2,4 billones de dólares. Unas cifras que se explican a partir de la obsesión de las familias chinas con el ladrillo. De hecho, el valor de las viviendas representa casi el 80% de toda la riqueza de los hogares, un porcentaje muy superior al de cualquier país de nuestro entorno.

 

Pero el deseo de comprar de los ciudadanos choca con un mercado de difícil acceso que es, además, uno de los más caros de todo el mundo. Actualmente, una familia media en China necesita los ingresos de 27 años si quiere comprarse una vivienda estándar, casi cuatro veces más que en el caso de España. Así, a medida que las familias se endeudaban cada vez más para comprar inmuebles a valoraciones desorbitantes, era cada vez más frecuente encontrarse con ciudades fantasmas e hileras interminables de bloques vacíos por todo el país. Según la consultora Capital Economics, a finales del 2021 se podía encontrar en China cerca de 30 millones de propiedades no vendidas y casi 100 millones de propiedades vendidas, pero no ocupadas.

 

Es decir, precios al alza, viviendas vacías, hipertrofia económica y una deuda que no paraba de crecer. China contaba con todos los ingredientes típicos de una burbuja que en 2021 comenzó a pincharse. La situación provocó que tanto las ventas de viviendas como sus precios se empezaran a desplomar desde el verano pasado. Y como el sector inmobiliario es tan grande, todo ello está afectando al conjunto de la economía y, particularmente, está incrementando el riesgo de los bancos. De hecho, según las estimaciones de Standard & Poor’s y Deutsche Bank, entre el 6,4% y el 7% de todas las hipotecas chinas pueden llegar a correr peligro de impagos.

 

Así que ahora las preguntas que se hacen cada vez más analistas son: ¿puede China estar a las puertas de sufrir una enorme crisis financiera? ¿Cómo piensa el gobierno de Xi Jinping darle la vuelta a esta situación? La respuesta a estas preguntas, así como muchos más detalles sobre la economía china, están en el último vídeo de Si lo Hubiera Sabido, el canal de información financiera de Mutuactivos.

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El crecimiento económico chino en un año alcanzó 0,4% en el segundo trimestre, su nivel más bajo desde 2020, como consecuencia del confinamiento por COVID-19 y las dificultades de su sector inmobiliario, según cifras oficiales divulgadas el viernes (15.07.2022).

En el primer trimestre del 2022, la segunda mayor economía del mundo había crecido 4,8% interanual, según la Oficina Nacional de Estadística (ONE). La desaceleración se dio luego de que la ciudad más grande de China, Shanghái, estuviera confinada durante dos meses para contener un brote de COVID-19, lo que afectó las cadenas de suministros y provocó el cierre de fábricas.

Pekín ha insistido en mantener su política de cero COVID-19, que apunta a erradicar los brotes del virus mediante cuarentenas y pruebas masivas, lo cual ha afectado duramente a la economía.

“Internamente persiste el impacto de la pandemia”, dijo la ONE el viernes en un comunicado, señalando la baja en la demanda y la interrupción en los suministros. “El riesgo de estanflación en la economía mundial también está aumentando”, añadió en la declaración, que indicó que las incertidumbres externas son cada vez mayores.

China ha registrado solo una contracción económica en las últimas décadas, y analistas esperan que, con las últimas cifras, el crecimiento para 2022 será de alrededor de 4%, por debajo de las previsiones iniciales.

 

Información EPE-DW

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