El discurso de Juan Carlos: Justifica su traslado fuera de España para liberar la presión sobre el Rey

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Ayer, cuando, a media tarde, el palacio de la Zarzuela emitió un comunicado que anunciaba la decisión del rey Juan Carlos de trasladarse fuera de España, quien fue jefe de Estado durante casi cuarenta años ya se encontraba fuera del país desde el domingo por la noche. No es un adiós, ni una huida, ni mucho menos un autoexilio: la voluntad del rey emérito, que también ha comunicado que permanece a disposición de la Fiscalía del Tribunal Supremo, es la de dar tiempo al tiempo y liberar a su hijo, el Rey, de tomar una decisión bajo presión.

 

Antes de salir de la Zarzuela, que no de abandonarla definitivamente, el rey emérito escribió una carta a su hijo en la que justifica “su traslado , en estos momentos, fuera de España”, en aras a “facilitar el ejercicio de tus funciones, desde la tranquilidad y el sosiego que requiere tu alta responsabilidad”. “Mi legado y mi propia dignidad personal así me lo exigen”, afirma.

 

Felipe VI destaca la obra política e institucional del histórico reinado de su padre

 

En la misiva, que encabeza con un “Majestad, querido Felipe”, el anterior jefe de Estado escribe: “Con el mismo afán de servicio a España que inspiró mi reinado y ante la repercusión pública que están generando ciertos acontecimientos pasados de mi vida privada, deseo manifestarte mi más absoluta disponibilidad para contribuir a facilitar el ejercicio de tus funciones”. Tres párrafos con los que busca acabar o, al menos, rebajar, la presión a la que en las últimas semanas, desde diversos sectores, incluido el Gobierno, se ha estado sometiendo a la Zarzuela y al propio rey Felipe.

 

En su carta, el rey Juan Carlos señala que, “guiado por el convencimiento de prestar el mejor servicio a los españoles, a sus instituciones y a ti como Rey, te comunico mi meditada decisión de trasladarme, en estos momentos, fuera de España”, para a continuación añadir que es una decisión tomada “con profundo sentimiento, pero con gran serenidad”. “He sido Rey de España durante casi 40 años y, durante todos ellos, siempre he querido lo mejor para España y para la Corona”, indica. El rey Juan Carlos se despide de su hijo así: “Con mi lealtad de siempre. Con el cariño y afecto de siempre, tu padre”.

 

Investigaciones

El anterior monarca manifiesta su decisión de seguir a disposición de la Fiscalía del Supremo

 

Tras reproducir la carta, el comunicado de la Zarzuela empieza con un “Su Majestad el rey don Juan Carlos”, y el uso de este tratamiento no es un tema baladí, habida cuenta de que en las últimas semanas se ha llegado a pedir que el Rey retirara a su padre títulos y honores. Felipe VI no solo le mantiene la dignidad real sino que, además, expresa “su sentido respeto y agradecimiento ante su decisión”. El comunicado añade que “el Rey desea remarcar la importancia histórica que representa el reinado de su padre, como legado y obra política e institucional al servicio de España y a la democracia; y al mismo tiempo reafirmar los principios y valores sobre los que esta se asienta, en el marco de nuestra constitución y del resto del ordenamiento jurídico”.

 

El comunicado del rey Juan Carlos cierra, por el momento, la crisis provocada por las constantes presiones recibidas en la Zarzuela para que el Rey tomara una decisión sobre su padre. La aparición, en diversos medios, de informaciones relativas a la existencia de cantidades de dinero que el anterior monarca no habría declarado, además de dudarse de su origen, alentó desde diversos sectores, desde los relacionados con las cloacas del Estado hasta las posiciones de partidos de izquierda, incluso sectores del Gobierno, a que el actual jefe del Estado despojara a su padre de su tratamiento de rey y que incluso le expulsara de la familia real. Fuentes bien informadas siempre sostuvieron que sería el propio Juan Carlos de Borbón quien tomaría una decisión, y la única posible era abandonar la Zarzuela y cualquier dependencia estatal para vivir de modo privado en un domicilio particular. La posibilidad de residir en España fue la primera opción, pero el propio rey Juan Carlos entendió que de ser así le resultaría muy difícil conservar sus rutinas y solo se resolvería parte del problema.

 

Con información de www.lavanguardia.com/

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