El extremismo de la oposición: Por Miguel González Chejade

Coincido con la oposición en cuanto a la necesidad ineludible de cambiar a Maduro.

En la actualidad existen distintos planteamientos sobre las formas; dividida en cuatro toletes, se puede definir el 1ero  conformado por los partidos de la  mesita liderada por Henri Falcón; está convencida sobre el diálogo y la negociación como salida con las condiciones actuales; allí indudablemente hay la sombra de la duda y en muchos casos con fundamentos y otras por el extremismo, la generalización y la falta de empatía como deshumanización muy marcada hoy  en nuestra sociedad. El 2do, el sector mas beligerante, que no observa solución distinta más allá que la vía de una intervención, está liderada por María Corina Machado; esta postura  es justificada por la burla contínua de Maduro a cualquier diálogo propuesto, al nombramiento de cargos a “protectores de su simpatía” en aquellos Estados en donde ha perdido las Gobernaciones, al establecimiento de una ANC como contrapartida ante una AN legítimamente electa; en la práctica el problema de este grupo radica en la falta de acompañamiento internacional.

El  3er sector Capriles Radonski lo lidera, observa con objetividad que no hay salidas fácticas planteadas por la oposición dominante y se inclina por dar la pelea, promoviendo la capitalización del descontento mayúsculo de la población por vía electoral; teniendo como bandera la mejora de condiciones electorales que disminuyan el ventajismo y den garantías de respeto a los resultados; su principal inconveniente radica en la falta de simpatía y credibilidad de su propuesta (hasta hoy), mediáticamente ha perdido fuerza lo cual se evidencia en no poder aprovechar la desaprobación del gobierno medido por una abstención que supera el setenta por ciento (70%), ante lo cual resulta descabellado avanzar en la participación. Debe influir en mejorar las condiciones que aviven el espíritu de ese sector  descontento y asi disminuir de manera importante la abstención. El 4to sector representado por Juan Guaido, Presidente Interino, que ha enfocado su accionar en el exhorto al sector militar, el auspicio de las sanciones como mecanismo de presión que conduzca la transición aprovechando su reconocimiento internacional y particularmente el apoyo del Gobierno Norteamericano; su debilidad ha sido la frustración en la población para la masificacion de la protesta, en la desesperanza dado que las sanciones aumentan el control social de Maduro y deterioran aun más la trágica calidad de vida del Venezolano, en donde  equivocadamente se le endilga esta consecuencia obviando que el camino promovido busca lo mejor para los Venezolanos, aunque haya fallado en el intento (por el momento) sin menoscabo de logros importantes, la preocupación es la resiliencia de Maduro y el desgaste de su planteamiento.

Grosso modo éstas representan las propuestas de los dirigentes opositores, todos buscando el mismo objetivo pero cada quién por su lado, provocando un fraccionamiento mayúsculo que se consolida gracias al extremismo de la oposición, la cual amenaza, descalifica, odia, discrimina, sataniza….. miserias que acrecientan diferencias entre quienes buscan el mismo objetivo, consolidando a Maduro por aquello de divide y vencerás. La tarea desde mi óptica es desarrollar políticas convergentes, para lo cual es necesaria empatía, madurez y respeto. En caso contrario la disyuntiva será: 1. Que las fuerzas del mercado de la política lleve hacia una salida que agrupe por convicción, errores y fracasos a un sector dominante en la oposición. y 2. La postración del sector opositor y la pérdida total de la Venezuela con libertad de pensamiento y opinión dada la permanencia de Maduro por lustros.

Una última reflexión, si entre quienes estamos del lado opositor los “extremistas”  han apaleado y sometido al escarnio sin miramiento alguno ¿Qué puede esperar el sector Chavista en posiciones de poder de acompañarnos?

Muy incierto, pero esta es la verdad.