Tendiendo puentes por Arnaldo García Pérez

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Una de las dinámicas que trabajamos en nuestros talleres de Equipos de Alto Desempeño Outdoor, tiene como finalidad el evaluar la capacidad de los equipos y sus líderes en el manejo de la negociación ganar-ganar. Consiste en una carrera con obstáculos que luego de ser superada, le da la oportunidad a cada grupo, de obtener un sobre con piezas de un rompecabezas a ser armado. Se dividen en dos equipos de trabajo y se les invita a que evalúen las competencias individuales de sus miembros, de tal manera de escoger los mas aptos para cada tarea. Al final, el ganador será el equipo que cumpla con todas las etapas en el menor tiempo posible. Lo que no se les dice es, que en los sobres se ha intercambiado una pieza para que dificulte la culminación del objetivo y se invite, indirectamente, a un proceso de negociación para finalizar la prueba. Muchas son las reacciones que hemos visto. Desde tratar de imponer una jerarquía formal de trabajo, con el característico “yo soy el jefe y se hace lo que diga”, hasta la más extrema como lo ha sido el arrebatar la pieza para ganar de una manera violenta. En todos estos casos, pudo más la emocionalidad que la razón y el pensamiento sensato. Y en todos, el objetivo no fue acertado por esa impulsividad. Decimos que el primer equipo que arme el rompecabezas será el ganador, pero en ningún momento se dice que debe haber un solo ganador. La tarea es estimular la comunicación, la concertación, la cooperación y el éxito compartido. Muy pocos equipos se ponen de acuerdo e intercambian sus piezas haciendo una entrega simultánea que los convierte a ambos en ganadores, pero cuando lo hacen, la felicidad es colectiva.

Esto nos ocurre en el día a día en muchas áreas de nuestro convivir. Desde las familias, hasta las comunidades y las empresas. En la política también ocurre. Contamos con líderes que en su individualidad poseen excelentes competencias tanto personales como profesionales para producir propuestas y resultados asombrosos, pero que se quedan en su mirada miope e individual, sin evaluar el propósito fundamental que es el bienestar de todos. Se aferran a sus argumentos sin siquiera valorar el argumento de otros, los cuales, en muchos de los casos, tienen visiones coincidentes, pero con enfoques diferentes, pero no opuestos. Eso nos hace un enorme daño. Mientras nos desgastamos en peleas infructuosas por “tener la razón”, no nos percatamos que la razón es colectiva y tiene diferentes matices. Actuamos desde el egocentrismo y personalismo y no desde el colectivismo que nos traerá mejores frutos.

El mundo está lleno de ejemplos actuales donde los intereses políticos de algunas individualidades están trabajándose sobre los intereses colectivos de grandes sociedades. Los políticos han deformado el enfoque para ahora hacer enfrentamientos desde la descalificación y la ofensa, sin agregar argumentos constructivos que beneficien a quienes dicen defender o representar. Llegó la hora de aprender a tender puentes. Trabajar desde el ABC de la negociación y comenzar por reconocer aquellos aspectos comunes en todos nosotros. Hay que trabajar sobre la base de aspectos coincidentes que sean la base de un verdadero trabajo en equipo, así eso nos haga perder algunos espacios en esa negociación. No podemos olvidar el fin último que es la gente. Debemos rescatar nuestra ética profesional y personal para entender que las circunstancias nos obligan a trabajar en equipo. Luego vendrán momentos para el proselitismo individual.

Respondamos a la historia tendiendo puentes de entendimiento.

Saludos

Arnaldo García Pérez

@arnaldogarciap

www.arnaldogarciap.blogspot.com

 

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