Frustrachera por Arnaldo García Pérez

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La primera vez que escuché este término fue hace muchos años, de la boca de un profesor del IESA, quien nos refería que esta expresión representaba una condición que mezcla dos sentimientos encontrados: por una parte, una enorme frustración, producto de la impotencia en el hacer y una gran arrech… que la adereza.

La frustrachera es esa sensación de imposibilidad que nos invade cada vez que nos sentimos incapaces de reaccionar ante una situación.

Diariamente estamos expuestos a una gran cantidad de circunstancias que nos producen emociones diversas, alegría, rabia, frustración, miedo, dolor y pare usted de contar. Muchas de estas sensaciones son producto de nuestra relación con el entorno, sin que siquiera podamos controlar su aparición.  Desde que salimos temprano a la calle, vamos acumulando una serie de escenarios que nos llevan hacia las emociones negativas. El tráfico, las colas, la escasez de tantas cosas, la inseguridad, la falta de recursos y servicios, son solo algunos de los ingredientes que se juntan en este caldo de cultivo que genera en nosotros la sensación de una bomba a punto de explotar.

Así mismo, en el plano personal y de nuestras relaciones, vivimos diariamente sentimientos encontrados que alimentan nuestra frustrachera; impotencia ante las situaciones externas, problemas laborales o personales, traiciones, falta de honestidad o credibilidad, problemas con los jefes, los empleados, las parejas, los hijos, los amigos y muchos más.

Pareciera que estas turbaciones nos llevan contra la pared y es inevitable el envolvernos en estas emociones hostiles. Ceder a esta circunstancia ocasionará una espiral indetenible de trastornos negativos. Como eventos de “acción-reacción”, si decidimos engancharnos en lo negativo, comenzaremos a recibir, en mayor proporción, este tipo de emociones. Como un bumerang que se devuelve hacia nosotros, el responder con negativismo, nos traerá más negativismo.

Somos dueños del manejo de nuestras propias emociones. De nadie más que de nosotros mismos depende el camino que podamos tomar y las acciones que podamos ejercer. Debemos reconocernos como propietarios de nuestra vida y decidir que nos afecta y que no. Conduzcámonos con Asertividad y Empatía para responder a las circunstancias que se nos presentan. Pero eso sí, no dejemos de responder. La no reacción es lo que genera frustración y está acumulada, genera esa rabia en aumento que nos lleva a la frustrachera. Reaccionemos desde lo positivo, busquemos las mejores decisiones para nuestra vida y enfrentemos esas decisiones con firmeza y seguridad. Esto se transformará en confianza, que nos llenará de paz interior y energía positiva para enfrentar lo que se nos aparezca. Generando positivismo en mí, contagio a mis allegados, familiares, vecinos y comunidad y entre todos, podemos lograr los cambios que todos anhelamos.

Cada mañana cuando salga a la calle, vea a su entorno y reconozca la frustrachera en los otros. Mírelos a los ojos, bájese el tapabocas y regálale una sonrisa, así comenzaremos a contribuir para crear un revulsivo positivo ante tanto negativismo.

Enfrenta tu vida. Decide y Vive con la certeza de tus decisiones.

No les des poder a otros para cambiar las cosas que tú, junto con otros, puedes hacer.

“No puedes escoger si serás lastimado en este mundo, pero sí puedes decidir quién te lastima”

De bajo la misma estrella. John Green.

Arnaldo García Pérez

@arnaldogarciap

www.arnaldogarciap.blogspot.com

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