“Proteger al migrante”: Por Padre Francesco Bortignon y Fernando Tirro

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“Proteger” al migrante y refugiado. Un verbo por demás obvio, pero para nada fácil en poner en práctica tanto por los gobiernos como por la sociedad. ¿A qué nos referimos con “proteger”?

 

“Proteger” no es solamente ofrecer soluciones materiales al migrante con un techo, un abrigo y comida, sino también el aliento espiritual frente a las desilusiones y peligros…

 

Se trata de atención humanitaria integral, proteger y alimentar un cuerpo y un espíritu. Proteger de los “mercaderes de carne humana”, decía el Beato Scalabrini. Prevenir la trata sexual, proteger de la explotación laboral, garantizar los derechos básicos e inalienables de salud y educación, especialmente del menor, sin olvidar lo psicosocial y lo espiritual: la persona es un cuerpo sostenido por el espíritu. El derrumbe más grave y difícil de remediar es el daño del espíritu, de la conciencia, de la desesperanza que arrastra la vida del migrante a la violencia y delincuencia. Y me gusta esta imagen: proteger es usar las manos no solo para acumular, sino para defender y acariciar.

 

Sin embargo, muchos se protegen diciendo “Yo pago mis impuestos, voy a misa y tengo un corazón solidario…. Que los demás se encarguen de los migrantes”.

 

Esa es una manera cobarde de protegerse a sí mismos, mejor dicho, de evadir el desafío humanitario y de nuestra fe.

 

La tarea de proteger nos concierne a todos, como gobiernos, como grupos de fe, como personas. Y debemos enfocar nuestra atención en los más vulnerables: los niños víctimas del conflicto armado, los menores solos, los niños soldados, las mujeres solas, las menores abusadas y doblemente víctimas.

 

Y no es suficiente con las campañas de sensibilización de los ojos y los oídos: hay que meterle el hombro, manos a la obra, entre todos, en nuestras organizaciones parroquiales, en nuestros apoyos a la educación, con nuestros recursos financieros y humanos como profesionales.

 

El camino es oración, humildad y caridad.

 

Una oración que nos lleve a ver, una humildad que nos mueva a operar con amor. Recordando que no lo hacemos solo por los demás, sino que con nuestra caridad crecemos en humanidad y en catolicidad.

 

“MIGRANTES: HOY COMO AYER”

 

Padre Francesco Bortignon                                                  Fernando Tirro

Misionero de San Carlos                                                       Movimiento Laico Scalabriniano

bortignonfrancesco@hotmail.com                                     mls_valencia@yahoo.com

 

Todos los martes y Jueves a las 11.00am por 97.5fm “La Voz de Dios” – Valencia / Venezuela

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